Hemos visitado el río Safari. Nos ha costado un poco llegar, porque papá se equivocó con la dirección. Al llegar, hemos cogido las entradas. A la entrada nos preguntó una señora si queríamos una foto, mi mamá dijo que no, pero la chica, como no nos hizo una foto, nos dejó tocar la serpiente que tenía guardada y se la puso a mi hermanita Leyre.
Luego nos fuimos a la casa de los reptiles. Mi hermanito Ricardo no pudo sacar fotos porque todo estaba oscuro. Había serpientes, boas, camaleones, iguanas, tortugas y cocodrilos. Después, montamos en un tren que nos dio un paseo. Nos enseñó llamas, búfalos, leones, jaguares, onix, gacelas, cabras y emúes. Después, comimos, yo comí una hamburguesa y un pirulo. Después fuimos a ver el espectáculo de Babati, una elefanta de 39 años que es muy lista. Después del espectáculo, fuimos a cocodrilandia, un sitio lleno de cocodrilos enormes. Después, fuimos a dar de comer a las cabras, después a los caballos, luego a los avestruces, y te daban picotazos en la mano que no dolían o te mordían los dedos. También los emúes hacían eso. Los batusi, tenían unos cuernos que podían medir hasta dos metros, le di de comer a uno palomitas y se llevaba todas las palomitas de un lengüetazo, era asqueroso. También dimos de comer a camellos, ¡a Nerea y a mi nos mordió la mano! Después, fuimos a ver el espectáculo de los osos marinos. Antes de irnos, fuimos a ver los guacamayos. Había un montón de gente en un sitio, hemos ido a ver lo que ocurría, un padre y una madre de guacamayo se estaban peleando con su hijo. Vinieron dos cuidadores, lo solucionaron y nos fuimos.
