Las ardillas pequeñitas,
se meten en sus casitas,
para que el invierno que avecina,
no les congelen las patitas.
Ya llega el otoño,
que tiñe de rojo,
las hojas de los árboles,
y luego marrones.
Las hojitas marroncitas,
cuando se caen a la hierbecita,
pasas por encima,
y crujen como patatas fritas.
Y las avellanas,
ya recolectadas,
se las llevan las ardillas,
para comer en sus casitas.

