Cosas de niños

Tara, una gran rastreadora

Posted by on sep 14, 2014 in Nuestros cuentos | 0 comments

Aquel sábado me desperté muy temprano, así que miré el reloj y me di cuenta de que eran las seis de la mañana. Intenté pegar ojo un poco más pero los nervios de empezar ese nuevo día podían conmigo, así pues, bajé a desayunar. Durante el desayuno se despertó mi perra y me dio los buenos días lamiéndome toda la cara. Al terminar de desayunar mi tazón de leche y tostadas, Tara y yo nos pusimos a ver la televisión.

Eran ya las siete y media cuando mis padres se levantaron de la cama. Yo estaba a punto de irme a vestir cuando en las noticias anunciaron el naufragio de un barco cerca de nuestras costas. Me pareció muy extraño pero no le di importancia.

Tras prepararme me fui con mi padre y Tara a la estación de trenes de la ciudad dónde me esperaban mis abuelos para llevarme a su pequeña cabaña del bosque donde podría pasar el día con ellos y dejar que mi mascota tomara un poco de aire fresco. Durante el viaje en el tren la perra estaba muy inquieta, corría y saltaba por todos lados, ladraba sin parar… Hasta me regañaron los pasajeros por el jaleo que este montaba, así que la metí en la jaula de transporte.

Finalmente llegamos a la estación del bosque de donde marchamos a la cabaña. Al llegar me tumbé bajo el pequeño árbol florecido hace poco en el prado de los caballos de mi abuelo, y allí me dormí con Tara en los brazos. Cuando me desperté mi perrita ya no estaba y pensé que se había ido a perseguir ardillas o algo así, así pues, me fui a comer. Estaba llamándola para darle la comida, pero no aparecía, y así media hora. Al final me asusté y le pedí permiso a mi abuela para ir a buscarla. Llegué hasta el río, cerca de su desembocadura en el mar, y entonces vi a Tara a lo lejos. Empecé a  llamarla a gritos, pero no me hacía caso y ella parecía como si quisiera enseñarme algo y lo seguí. Y allí estaba mi perrita, en la orilla del mar junto a una barca hecha de troncos de madera que flotaba en el agua y cerca de unos señores vestidos como vagabundos. Enseguida me di cuenta de lo que se trataba y llamé a la policía y a Cruz roja.

Mi Tara se hizo famosa en todo el país por encontrar a los náufragos perdidos la noche anterior.

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