Cosas de niños

Planeta Unión

Posted by on ago 28, 2016 in Nuestros cuentos | 0 comments

Nuestra historia da lugar en el Sistema Estelar. Este está formado por cinco planetas: la Zona Cascada, donde viven los ágiles elfos; la Zona Floral, en la que habitan hadas de todo tipo, la Isla Delfín de las hermosas sirenas; la Ciudad Tormenta de los genios, y la Ciudad Ancestral, donde se encuentra la única entrada al Templo del Sol, protegida por los residentes de este astro, los centauros.

Los cinco planetas giran alrededor de dicho templo, y sus órbitas los unen formando una estrella. Cada ciertos años la conexión entre ellos se desestabiliza degradándolos cada vez más originando catástrofes naturales. Y esto solo lo puede remediar El Fénix, que vive dentro del Templo del Sol.

El Templo del Sol está protegido por dos esfinges que solo dejan pasar a los puros de alma. Y tras la puerta de las cinco joyas se encuentra el hogar del Fénix. Allí yace esperando a que alguien le resucite Porque cada setecientos cincuenta y seis años, él muere y solo puede renacer cuando riegan sus cenizas con el agua escarlata de la Sala de la Vida. Y por si no fuese suficiente, los centauros ni pueden hacerlo, por lo que lo debe hacer un hada, una sirena, un genio o un elfo.

Todo lo que acabo de contar lo narra “La Leyenda del Fénix´´. Un libro escrito en cinco ejemplares guardados uno en cada planeta que compone el Sistema del Sol. Pero solo es una leyenda ¿O no?

Nuestra historia comienza en la Zona Cascada, un planeta de color verde que desde las alturas se pueden distinguir los colores rojizos de las praderas de setas. Y en el centro de esta pradera se encuentra una cascada de agua cristalina. La única fuente de agua del astro que desde la montaña desciende formando un río de 112.700.000 kilómetros de longitud.

En la Zona Cascada vive un valiente elfo llamado Légolas licenciado en historia élfica. Una de sus leyendas preferidas es la del Santo Fénix y él está casi seguro de su veracidad.

Todas las tardes va a la biblioteca del cisne, en la gran cascada, y leyendo unos antiguos manuscritos descubrió la catástrofe que ocurre cada 756 años. Averiguó que habían transcurrido758 años desde que alguien revivía al Fénix. Eso podía ser la causa de los extraños fenómenos que asolaban a su planeta: terremotos, animales enfermos, sequías…

Légolas fue corriendo al Consejo de los Elfos para anunciar lo que había descubierto, pero cuando iba de camino comenzaron a producirse una cadena de terremotos cada vez más fuertes y por el horizonte vio llegar a unas extravagantes figuras montadas en dragones. Eran los genios y estaban invadiendo su hogar. En ese momento supo que era cierta la leyenda.

Bajo la autoridad del Consejo, Légolas puso rumbo al Templo del Sol. Tendría que cruzar los otros tres planetas y no sería un camino fácil.

Para viajar de un astro a otro tiene que recitar una canción especial para cada uno. Él cogió su libreta y dijo:

Desde la Zona Cascada,

a otro planeta quiero ir,

para del templo encontrar la entrada,

y al Santo Fénix revivir.

De repente, Légolas apareció dentro de un torbellino de agua escarlata y su vista se cegó debido a un intenso haz de luz. Cuando abrió los ojos se encontraba en un inmenso prado lleno de flores de todo tipo y colores. Orquídeas, tulipanes, girasoles y muchas más plantas recorrían toda la hierba hasta una luminosa fuente natural de agua que olía a perfume.

Delante suyo se encontraba una chica esbelta con un par de alas brillantes vestida con un vestido de pétalos de amapola. Ella le miró asustada y luego desapareció. Varios minutos más tarde, vuelve a mostrarse ante él la misma chica junto a otras hadas armadas con espadas y le enviaron a una extraña casa dentro de un cosmos azul en la que vivía un hada anciana. Al llegar allí le obligaron a sentarse en una silla de madera mientras que la anfitriona se sentaba en una butaca ornamentada con flores doradas y violetas presidiendo la mesa.

Hubo una larga discusión entre los allí presentes. Hablaban en una lengua oculta y el elfo no pudo entender nada. Tras cinco horas, el hada más alta le dijo:

-Sentimos la espera, ahora la vidente nos confirmará si lo que hemos escuchado es cierto-

Con un chasquido de dedos tele transportaron a Légolas al portal de la entrada de la casa.

-¿Será cierto que las hadas son capaces de escuchar el corazón de los seres vivos?- Se preguntaba a sí mismo.

Y así era. Durante esos trescientos minutos él no había dicho ni una palabra.

Mientras esperaba el retorno de las hadas, Légolas estuvo observando aquel enorme portal. En él había hadas, flores y cisnes esculpidos. Inesperadamente, un rayo de luz escarlata iluminó el portón permitiéndole distinguir unas frases:

-El naranja es de las setas del profundo bosque,

el azul del agua de los interminables mares,

el rosa de las flores es el color,

el morado de los vientos del desierto,

y por último el dorado de la sabana y el calor.-

Mientras intentaba recordar y escribir esas palabras, las hadas salieron del cosmos mirando a Légolas con respeto y la anciana le dijo:

-Conocemos la misión que está llevando a cabo. Su alma es pura y ha respondido a las llamadas del Fénix. Te ayudaremos a restaurar la armonía del universo-

Tras la intervención de la vidente otra hada le dijo una buena noticia.

-Ya hemos enviado a un mensajero a la Isla Delfín, con el que tenemos buena relación. Así cuando llegue no tendrá que esperar  a que le den el permiso para circular por su paneta y su viaje será más corto.-

- Muchas gracias, os agradezco la ayuda. Os aviso que los genios están invadiendo nuestro planeta y probablemente harán lo mismo con el vuestro. Estad alerta.- Les advirtió.

-Ya lo sabemos, no te preocupes. Te tele transportaremos al siguiente planeta, adiós.-

El elfo llegó al planeta Isla Delfín mucho más rápido que el traslado anterior. Verdaderamente eran seres mágicos.

En aquel astro se respiraba un aire con olor a mar muy puro que proporcionaba un ambiente relajante. Un sexto de la superficie era tierra y lo demás era agua. En las profundidades vivían las sirenas y la ciudad submarina estaba repleta de ellas y de todo tipo de animales acuáticos y corales. Légolas apareció en la orilla del mar. Allí, el capitán de la guardia real llamada Maris le guió hasta el palacio, donde conoció a la reina Aqua. Ella le otorgó la canción de su reino y el elfo la pronunció:

-Desde la Isla Delfín,

a otro planeta quiero ir,

para a mi misión poner fin,

y al Santo Fénix revivir.-

El torbellino escarlata volvió a aparecer y le llevó a la Ciudad Ancestral. Este planeta estaba lleno de vida salvaje y desprendía un ambiente caluroso. Se veían leones corriendo por la hierba dorada, cebras pastando, jirafas comiendo las hojas de las copas de los árboles…Una auténtica sabana.

Dos centauros le miraban atentamente a los ojos y uno de ellos dijo:

-Te estábamos esperando, síganos, te guiaremos hasta el Templo.-

Era el rey Jors y la reina Sibra.

El Templo del Sol estaba rodeado de vegetación y parecía estar a punto de derrumbarse. Légolas entró y pasó el portal de las dos esfinges y de detuvo a contemplar la Sala de las cinco joyas. Al fondo de la habitación había dos mesas de piedra. En una había una pluma blanca que brillaba con la luz del atardecer y la otra era de color naranja, azul, rosa, morada y dorada en la punta. Se acercó a la fuente y llenó su cantimplora con agua escarlata. Después se acercó a las plumas. Una era una trampa y otra la llave de la entrada del hogar del Fénix. Antes de escoger, recordó las palabras del portón de la casa de la vidente y eligió la multicolor. De repente todo se volvió negro y solo se veía un cuenco de oro con unas cenizas y las roció con el agua de la fuente de la Sala de las cinco joyas. Seguidamente, una ráfaga de fuego le cegó la vista. Delante suyo se encontraba el Fénix y una voz dijo:

-Gracias, elfo Légolas, por salvarme. El Sistema Estelar ya está a salvo gracias a ti. Ahora tienes la oportunidad de cambiar todo nuestro mundo a tu antojo pero has de saber que los genios no querían invadiros. Su planeta fue destruido por un meteorito y yo no puedo arreglar eso, por eso tuvieron que huir. Desead lo que quiera y yo lo haré realidad-

Tras un leve rato, Légolas dijo:

-Quiero que todos los planetas se unan formando un único astro, el Planeta Unión. Así todos viviremos en comunión para siempre.-

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